El ambiente de la lectura en casa

Por Lorena Rosales Toledo

¿Cómo hago para que mi hijo lea?

Esta es una pregunta que me han hecho papás o mamás en reiteradas ocasiones. No hay una receta o un manual que dicte los pasos a seguir para lograr que nuestros hijos lean un libro.


Para conocer las posibilidades de generar encuentros con la lectura literaria podemos remitirnos a nuestra experiencia, a nuestra historia con la lectura, y buscar en la memoria propia aspectos que nos hicieron encontrarnos con la palabra escrita. ¿Quién estaba?, ¿Qué nos hacia sentir lo que leíamos o nos leían? ¿El momento se daba de manera orgánica o se trataba de una actividad obligada?


Aidan Chambers, pedagogo inglés, en su libro “El Ambiente de la Lectura” dice: “Toda actividad humana está influida por dos elementos que determinan si es placentera o no. Se trate de una actividad publica o privada, gregaria o solitaria, formal o informal. He llamado a estos dos
elementos disposición y circunstancia.”


Chambers menciona que por disposición se refiere a la serie de actitudes mentales y emocionales de cada individuo, a su estado de animo o su relación con las personas que le rodean.


Por circunstancia se refiere a las características físicas de los lugares y la viabilidad de generar una actividad especifica.

Considerando estos conceptos y su relación con la experiencia de usted que nos lee, dejo estas sugerencias para generar en casa las condiciones que permitan crear un ambiente lector en familia:

  1. El espacio común para contar e imaginar. Es conveniente acordar en familia cuál es el lugar más apropiado para crear un rinconcito de la lectura. Puede ser en alguna parte de la sala, en una recamara o en algún lugar del patio de la casa. El rinconcito de lectura no es un lugar estático, es el espacio en el que se sientan más cómodos para compartir la lectura
    de un libro o contar una historia.
  2. Entre más cómodo mejor. En ese lugar que eligieron ahora pueden añadir algunos cojines para sentarse en el piso a compartir las lecturas, o bien, tirarse de panza a hojear un libro o cubrirse con una manta sobre la cama y acunar con las palabras que provienen de contar un cuento. Compartir una lectura puede ser un momento de calidez y comodidad.
  3. La selección. Cada miembro de la familia puede proponer el libro que quiere que se lea en voz alta si no hay tantos libros disponibles para leer, se puede recurrir al libro de texto de lecturas, van a encontrar una gran cantidad de lecturas para realizar. También pueden acudir a la BS de IBBY México que es una biblioteca especializada en literatura infantil y juvenil, ¡podrá solicitar el préstamo de libros para llevarlos a casa!
  4. Los momentos. No hay una regla para compartir las lecturas en familia Puede ser por las tardes cuando todos se encuentran reunidos, por la noche antes de dormir, durante el desayuno o en el momento que les parezca más conveniente.
  5. ¿Y después? Antes, durante y después de la lectura pueden comentar sobre las posibilidades del libro en cuestión. Conversen con relación a lo que la historia les hizo sentir, sobre los personajes o los momentos más emocionantes. Hablar del asombro que nos produce escuchar una lectura propicia la necesidad de continuar compartiendo estos momentos en familia.

Generar ambientes propicios para la lectura en los que predomine la comunicación efectiva y afectiva sin duda, brindará la mayor posibilidad de formar lectores.

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